sábado, 16 de junio de 2007

Diario de un irlandés (y III): Cliffs of Moher (the director's cut)

Dublin, 15 de Junio de 2007

Bonito día hoy: día gris, leve llovizna, unos 20 grados... ¡un día perfecto de verano aquí en Irlanda!

Empezamos la movida por la mañana: teníamos que realizar la liquidación de las habitaciones y salir bien temprano con las maletas en el coche rumbo a la University, pues habíamos quedado empezar a las 9. Y madrugar después de haber estado la noche anterior en un restaurante hindú atiborrandonos de ternera al curry con arroz picante, tomando pintas de guiness en un pub de moda, y en definitiva, cambiando el mundo a cada trago... es difícil ¿a que si? Pues que conste que lo intentamos, y si no llega a ser porque me perdí con el coche camino del campus, casi llegamos en hora.

Bueno, tras la aclaración, prosigo con el relato.
Llegamos a eso de las diez y cuarto a la reunión, en la que sólo estaban los dos chicos checos cuchi cacho chichis, un holandés y... ¿quién más? Yes. Intentamos integrarnos en la discusión pero... se acabó todo a las 11, así que nos despedimos y nos fuimos. ¡Joder que fácil! ¿Y a dónde vamos ahora? Bueno... pues... ¿por qué no acabamos de atravesar Irlanda de este a oeste? Si empezamos en Dublin y hemos llegado hasta aquí... pues vamos hasta la costa oeste, igual si hacemos caso a google nos encajamos en New York a nado :-)

Así que cojimos el mapa, un puñao de ganas y otro de ilusión, las llaves del coche y ¡tirando millas! Pero... ¡qué millas! Esto es pa mear y no echar gota. Las carreteras son una mierda, en lugar de arcén tienen un muro de piedra que marca el límite de la propiedad de la finca donde rumian un puñao de vacas, el ancho de cada carril es justo el de un coche (ni un centímetro más ni menos) y baches hay para todos los gustos: el que te hace cosquillita en la barriga, el que te da gustirrinín en los cayetanos... y el que te pone los cayetanos en el Cabo Norte. Bien, pues estas son las características de una carretera cuya velocidad máxima es 100Km/h y que se tratan de recordar a menudo con la correspondiente señal. Yo pensaba: "Pero estos tíos están locos. ¿A quién se le va a ocurrir ir a cien por aquí? ¿a cien? ¿a cien? ¡a cien do el ridículo!" Y los irlandeses piensan: "¿Que no llego yo a cien? ¿Que no llego yo a cien? ¿va una pinta?" y ¡zas! te pegan unos pasotes que ni el Collin McRae. Ah... y como es tela de turística la ruta... a cada ratito un autobús de frente ocupando carril y medio. Pues así, unos 70 kilómetros más o menos. Bueno... así, así no exactamente. La cosa cambió un pelín en Ennistimon, un pequeño pueblo cerca de Ennis (otro pequeño pueblo mayor que el anterior). Me salté el cruce que nos llevaba por el camino hacia los acantilados de Moher (Moja en guiri) y tuve que hacer pirula. Tras la pirula, un camión de muuuuchos ejes que venía de frente, y en mi carril una guiri que pretendía salir con su coche del aparcamiento en cordón. Yo pensé... bah... quepo.

Pues no. No cupe. Unos cuantos minutos tardamos en poder movernos, porque el coche de la guiri y el mío se engancharon por el paso de rueda y nos quedamos como dos perros callejeros: enganchaos y muertos de vergüenza viendo como todo el mundo nos miraba. Por supuesto el camión tampoco cabía y allí se formó un tapón más grande que el que tenía Javichuela dónde la espalda deja de ser de género femenino.

Por fin logramos desatascarnos los tres, con tremendo placer (para unos más que para otros). Le dije a Javichuela que bajase y hablara con la guiri mientras yo buscaba un sitio dónde estacionar para poder volver a realizar el parte amistoso con la guiri, y así dejar paso al camión y a las decenas de vehículos que arrastraba. Le dije que le explicase nuestra situación, que le preguntara si tenía mucho daño el vehículo y que no habría problema, que para eso están los seguros. Mientras iba buscando dónde retirar el vehículo me crucé con uno que me dijo: "Well done!" (el típico understatement británico). Y yo le respondí: "Your mother taught me" (el típico underwear touchment español) seguido de un cortés "ioputaaaaaa!" para que quedase claro quienes somos, de dónde venimos y demás cuestiones tradicionales que tantos y tantos filósofos se han planteado y que con una simple frase quedan tan claras.

Una vez estacionado el coche pude comprobar los daños: lateral izquierdo "ligeramente" arañado de principio a fin con pequeño bollito hundido en los bajos, justo delante del paso de rueda trasero. No está mal, anda. Cuando volví dónde Javichuela, al lugar de los hechos, ni estaba la guiri, ni el coche siniestrado, ni na de na. Javichuela me dijo que la guiri no quería saber nada, que sólo tenía la aleta izquierda hundida y que no tenía importancia, y que se piró echando leches de allí. Al parecer no debería tener seguro, y teniendo en cuenta que había aparcado en sentido contrario, saltándose una línea continua, y que pretendía incorporase invadiendo el carril contrario... pues que aunque me la hubiera llevao yo por delante... si encima no tenía seguro... pies pa que os quiero. ¡Que se había marchado la muy guiri!

Bueno, no pasa nada. El coche funciona, sigamos nuestro camino por estas carreteras infernales.
Y finalmente llegamos, bajo una incesante y cada vez más intensa lluvia, al fin del mundo:

Cliffs of Moher

¡Esto si que está en el culo del mundo y no Finisterre! Pero tuvieron todo el arte del mundo los irlandeses, montaron un puesto de pipas allí, como podéis ver en la siguiente foto, y todo el mundo cree que es un castillo. Resultado: turismo a expuertas. Después del puesto pipas vino el parking, las tiendas de souvernirs, el centro de proyecciones audiovisuales, etc, etc.



El puesto de pipas



El puesto de pipas visto desde cerca




Y eso es todo, allí no hay mucho más que ver. La gente va principalmente a hacer la foto. Algún lumbreras como el de amarillo del puesto de pipas, se ofrecía con su Nikon a inmortalizar ese mágico momento a los turistas. ¡Vaya visión de negocio el tio! Ofrecerse como fotógrafo en un sitio dónde la gente sólo va a hacerse la foto. Sería una idea cojonuda si no fuera porque la gente se lleva su propia cámara. ¡Vaya lumbreras!


En el camino de vuelta, no atropellamos a nadie, sólo destacar que almorzamos en un restaurante recomendado en la Guía Michelin, ganador del premio al mejor restaurante irlandés de 2006: Vaughan's o algo así se llamaba, situado en el pueblecito de Liscannor. Y como muestra del menú, un detalle:



Vaya pinta que tenía el menú



Pero lo mejor de todo, sin duda, fue la cena. Eso ya no os lo puedo contar, mejor que os lo cuente Javichuela en algún comentario...

miércoles, 13 de junio de 2007

Diario de un Irlandés (II): What's a tiramisu?

Limerick, 13 de Junio de 2007

Bueno, nuestro papel ya se cumplió. Soltamos el rollo y cayó bien. Excepto la típica pregunta que sale en todas las reuniones:

- ¿Qué estándares has usado para la sincronización y comunicación entre los nodos?

- ¿Estándares? Ninguno. Lo he definido yo a conveniencia. Vamos... básicamente como me ha salido de los güevos.

Bueno, la respuesta no fue exáctamente esa, pero parecida. Con un poco más de mano izquierda, claro. Lo bueno vino luego, durante el almuerzo en el restaurante VIP del Campus. De entrante "Goat's cheese salad with Pine Nuts", osea ensalada de queso de cabra con piñones. Mmm... suena bien. Cuando vino la ensalada todos pensamos que las lechugas se las debieron dar a la cabra antes de ordeñarla para hacer el queso porque os juro que ni el mismísimo Juan Palomez hubiera tenido la cara dura de llamarle a eso ensalada: Un mini-trocito de queso de cabra sobre tres, y digo tres, hojas de lechuga espolvoreadas con una docena de piñones. Todo ello en un plato enooooorme. Ocupaba más el nombre en la carta que la ensalada en el plato. La mismo ocurrió con el plato principal, el Main Course: "Grilled Chicken Breast with red pepper, honey, boiled potatos and fresh vegetables". Esto es pechuga de pollo al grill con pimiento rojo, miel, patatas hervidas y vegetales frescos. Resultado: un cuarto de mitad de pechuga de pollito pequeño con una papa cocía, una tirita de pimiento rojo frito, un chorreón de miel y un puñao de hierbas (canónigos parece ser que se llaman). En el hueco que tengo entre un premolar y el primer molar superior izquierdo me cupo el pollo y aún sobró espacio para poder introducir el mondadientes. Pero lo mejor de todo vino a la hora de elegir el postre, después de que hubiéramos ojeado la carta de postres. Carta por llamarla de alguna forma porque sólo podíamos elegir entre dos postres: Tiramisú y Creme Brulée. La camarera (un troll) ya había quitado la carta y comenzó a preguntar uno por uno por el postre elegido. Hasta que llegó a Patrick McAllister. El diálogo no tiene desperdicio:

Camarera: - What desert have you chosen, Sir?

Patrick: - What are the options?

C: - Mmmm... Tiramisu or Creme Brulée, Sir.

P: - Tiramisu? What's a Tiramisu?

C: - Mmm...

P: Well... it's ok. Tiramisu.

C: - Ok, Sir. Would you prefer coffee or tea?

P: -Yes.

Cualquier parecido con la realidad no es sólo un parecido. Por cierto, el menú costó 37 eurazos. Creo que el pollo había estudiado en el Campus y por eso era tan caro. Y por si alguien lo duda, el tiramisú aquí es una tarta de bizcocho con nata por encima. Mmm... nata... What's nata?

Diario de un irlandés (I): Esto está todo al revés.

Limerick 12 de Junio de 2007


¡Dios mío! ¡Esto es un infierno! ¡¡Todo el mundo viene en contramano!!

Eso es lo que piensas si conduces aquí. Esto es el mundo al revés. Llegamos a Dublin (Dablan como dicen aquí) puntuales y alquilamos un coche para ir de Dublin a Limerick. Empezamos con suerte, puesto que no había ningún clase B libre y nos dieron un clase C, un Nissan Primera, por el mismo precio. Lo gracioso fue cuando me dirigí a abrir la puerta del coche y... la primera en la frente: ¡Hostias! ¡No hay volante! Qué hijos de la Gran Bretaña... ¡le han puesto el volante al copiloto! Mira que son brutos aquí... No pasa nada, entro por la derecha, me siento, arranco y cuando voy a meter primera le arreo un manotazo a la maneta de la puerta... vaya... la palanca de cambios se maneja con la izquierda. Eso es a lo que más trabajo cuesta acostumbrarse, a cambiar con la izquierda. Bueno, a eso y a acordarte de que la otra mitad del coche la tienes a tu izquierda en lugar de a tu derecha, y cuando te das cuenta llevas medio coche por el arcén. Bueno... y las rotondas... que vale... ya estoy acostumbrado a ir por el carril de la izquierda pero es llegar a una rotonda y mirar a la izquierda: Ok no viene nadie. Y cuando aceleras para entrar te aparece un hijoputa por la derecha. ¿Pero este cabrón de dónde sale? ¡Cabróoooooon que vas al contrario! Uffff.... que trabajito quillo.

Así que poquito a poco me fui acostumbrando y me hice 205 kilómetros entre chaparrones tremendos (os juro que no veía nada de nada y el parabrisas parecía que iba a salir volando). Bueno... hubo un momento de pánico cuando nos cruzamos con un camión de 3 ejes de frente, en medio de un pueblo, y con coches aparcados en cordón a la izquierda... No calculé el espacio bien a la izquierda y me llevé un retrovisor de un coche... y a Javichuela que iba de copiloto le llegaron los huevos al Cabo Norte, por lo menos. Uffff....

¡¡¡Si es que aquí está todo al revés!!!